Historia
Grecia fue el primer lugar donde la
danza fue considerada un
arte, teniendo una
musa dedicada a ella:
Terpsícore. Los primeros vestigios provienen de los cultos a
Dioniso (
ditirambos), mientras que fue en las
tragedias –principalmente las de
Esquilo– donde se desarrolló como técnica, en los movimientos rítmicos del coro.
La
danza medieval tuvo escasa relevancia, debido a la marginación a la que la sometió la
Iglesia, que la consideraba un rito
pagano. A nivel eclesiástico, el único vestigio eran las «
danzas de la muerte», que tenían una finalidad
moralizadora. En las cortes
aristocráticas se dieron las «
danzas bajas», llamadas así porque arrastraban los pies, de las que se tiene poca constancia. Fueron más importantes las danzas populares, de tipo
folklórico, como el
pasacalle y la
farándula, siendo famosas las «danzas moriscas», que llegaron hasta
Inglaterra (
Morris dances). Otras modalidades fueron: el
carol, el
estampie, el
branle, el
saltarello y la
tarantela.
2La
danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida al nuevo papel preponderante del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores consideran esta época el nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo en
Francia –donde fue llamado
ballet-comique–, en forma de historias bailadas, sobre textos
mitológicos clásicos, siendo impulsado principalmente por la reina
Catalina de Médicis. Se suele considerar que el primer
ballet fue el
Ballet comique de la Reine Louise (1581), de
Balthazar de Beaujoyeulx. Las principales modalidades de la época eran la
gallarda, la
pavana y el
tourdion. En esta época surgieron los primeros tratados sobre danza:
Domenico da Piacenza escribió
De arte saltandi et choreas ducendi, siendo considerado el primer
coreógrafo de la Historia;
Thoinot Arbeauhizo una recopilación de danzas populares francesas (
Orchesographie, 1588).
3La
danza barroca siguió desarrollándose nuevamente en Francia (
ballet de cour), donde hizo evolucionar la
música instrumental, de melodía única pero con una rítmica adaptada a la danza. Fue patrocinada especialmente por
Luis XIV, que convirtió la danza en grandes espectáculos (
Ballet de la Nuit,
1653, donde intervino el rey caracterizado de sol), creando en
1661 la
Academia real de Danza. Como coreógrafo destacó
Pierre Beauchamp, creador de la
danse d'école, el primer sistema
pedagógico de la danza. Las principales tipologías fueron:
minuet,
bourrée,
polonaise,
rigaudon,
allemande,
zarabande,
passepied,
gigue,
gavotte, etc. En España también se dieron diversas modalidades de danza:
seguidilla,
zapateado,
chacona,
fandango,
jota, etc.
4En el
siglo XVIII -la época del
Rococó- continuó la primacía francesa, donde en
1713 se creó la Escuela de Ballet de la
Ópera de París, la primera academia de danza.
Raoul-Auger Feuillet creó en
1700 un sistema de notación de danza, para poder transcribir por escrito la diversa variedad de pasos de danza. En esta época la danza comenzó a independizarse de la
poesía, la
ópera y el
teatro, consiguiendo autonomía propia como arte, y formulando un vocabulario propio. Se empezaron a escribir obras musicales sólo para ballet, destacando
Jean-Philippe Rameau –creador de la
opéra-ballet–, y comenzaron a surgir nombres de bailarines destacados, como
Gaetano Vestris y
Marie Camargo. A nivel popular, el baile de moda fue el
vals, de compás ¾, mientras que en España surgió el
flamenco.
5Durante el
neoclasicismo el ballet experimentó un gran desarrollo, sobre todo gracias al aporte teórico del coreógrafo
Jean-Georges Noverre y su
ballet d'action, que destacaba el sentimiento sobre la rigidez gestual del baile académico. Se buscó un mayor naturalismo y una mejor compenetración de música y drama, hecho perceptible en las obras del compositor
Christoph Willibald Gluck, que eliminó muchos convencionalismos de la danza barroca. Otro coreógrafo relevante fue
Salvatore Viganò, que dio mayor vitalidad al «cuerpo de ballet», el conjunto que acompaña a los bailarines protagonistas, que cobró independencia respecto a éstos.
6La danza
romántica recuperó el gusto por los bailes populares, las danzas folklóricas, muchas de las cuales sacó del olvido. Surgió el clásico vestuario de ballet (el
tutú), aparecido por vez primera en el
Ballet de las Monjas de
Robert le Diable (1831), de
Giacomo Meyerbeer. Se empezó a componer música puramente para ballet, destacando
Coppélia (1870), de
Léo Delibes. En el aspecto teórico, destacó la figura del coreógrafo
Carlo Blasis, principal creador del ballet moderno en cuanto codificó todos los aspectos técnicos concernientes a la danza: en
El código de Terpsícore (1820) relacionó la danza con las otras artes, efectuando estudios de
anatomía y movimientos corporales, ampliando el vocabulario relativo a la danza, y distinguiendo varios tipos de bailarines según su físico. También introdujo el baile sobre las puntas de los pies, en el que destacaron
Maria Taglioni y
Fanny Elssler. En bailes populares, continuó la moda del
vals, y aparecieron la
mazurca y la
polca.
7A mediados del
siglo XIX, con el
nacionalismo musical, el centro geográfico en cuanto a creación e innovación pasó de
París a
San Petersburgo, donde el Ballet Imperial alcanzó cotas de gran brillantez, con un centro neurálgico en el
Teatro Mariinski –y, posteriormente, en el
Bol'šoj de
Moscú–. La figura principal en la conformación del ballet ruso fue
Marius Petipa, que introdujo un tipo de coreografía narrativa donde es la propia danza la que cuenta la historia. Hizo ballets más largos, de hasta cinco actos, convirtiendo el ballet en un gran espectáculo, con deslumbrantes puestas en escena, destacando su colaboración con
Piotr Chaikovski en tres obras excepcionales:
La bella durmiente (1889),
El cascanueces (1893) y
El lago de los cisnes (1895). A nivel popular, el baile más famoso de la época fue el
can-can, mientras que en España surgieron la
habanera y el
chotis.
8La
danza contemporánea se inició nuevamente con el liderazgo del ballet ruso adquirido a finales del siglo XIX:
Mihail Fokin dio más importancia a la expresión sobre la técnica; su obra
Chopiniana (1907) inauguraría el «ballet atmosférico» –sólo danza, sin hilo argumental–.
Sergéi Diágilev fue el artífice del gran triunfo de los
Ballets Rusos en
París, introduciendo la danza en las corrientes de vanguardia: su primer gran éxito lo obtuvo con las
Danzas polovtsianas de
El Príncipe Igor de
Aleksandr Borodin (1909), al que siguieron
El pájaro de fuego (1910),
Petrushka (1911) y
La consagración de la primavera (1913), de
Igor Stravinski; por último,
Parade (1917) fue un hito dentro de la vanguardia, con música de
Erik Satie,
coreografía de
Léonide Massine, libreto de
Jean Cocteau y decorados de
Pablo Picasso. En el grupo de Diágilev destacaron los bailarines
Vaslav Nijinsky,
Anna Pavlova y
Tamara Karsavina. Con la
Revolución soviética el ballet ruso pasó a ser un instrumento de propaganda política, perdiendo gran parte de su creatividad, aunque surgieron grandes bailarines como
Rudolf Nureyev y
Mihail Baryshnikov, y se produjeron obras memorables como
Romeo y Julieta (1935) y
Cenicienta (1945), de
Sergei Prokofiev, y
Espartaco (1957), de
Aram Khachaturian. También alcanzó notoriedad el sistema
pedagógico ideado por
Agrippina Vagánova.
La
danza expresionista supuso una ruptura con el ballet clásico, buscando nuevas formas de expresión basadas en la libertad del gesto corporal, liberado de las ataduras de la
métrica y el
ritmo, donde cobra mayor relevancia la autoexpresión corporal y la relación con el espacio. Su principal teórico fue el coreógrafo
Rudolf von Laban, quien creó un sistema que pretendía integrar cuerpo y alma, poniendo énfasis en la energía que emanan los cuerpos, y analizando el movimiento y su relación con el espacio. Este nuevo concepto quedaría plasmado con la bailarina
Mary Wigman. De forma independiente, la gran figura de principios de siglo fue
Isadora Duncan, que introdujo una nueva forma de bailar, inspirada en ideales griegos, más abierta a la improvisación, a la espontaneidad.
En el
período de entreguerras destacaron las escuelas
francesa y
británica, así como el despuntar de los
Estados Unidos. En Francia, el
Ballet de la Ópera de París volvió al esplendor de la era romántica, gracias sobre todo a la labor de
Serge Lifar,
Roland Petit y
Maurice Béjart. En Gran Bretaña destacaron figuras como
Marie Rambert,
Ninette de Valois,
Frederick Ashton,
Antony Tudor,
Kenneth MacMillan,
Margot Fonteyn, etc. En Estados Unidos, donde había escasa tradición, se consiguió en poco tiempo llegar a un alto nivel de creatividad y profesionalización, gracias en primer lugar a pioneras como
Ruth Saint Denis,
Martha Graham,
Doris Humphrey y
Agnes De Mille. El ruso
George Balanchine –surgido de la compañía de Diágilev– se instaló allí en
1934, donde fundó la School of American Ballet, y produjo espectáculos que lo renombraron como uno de los mejores coreógrafos del siglo. En los
años 1950 y
1960 destacó la actividad innovadora de
Merce Cunningham que, influido por el
expresionismo abstracto y la
música aleatoria de
John Cage, introdujo la danza basada en la casualidad, el caos, la aleatoriedad (
chance choreography). Otro gran hito de la época fue el
West Side Story (1957) de
Jerome Robbins.
Con
Paul Taylor la danza entró en el ámbito de la
posmodernidad, con un manifiesto inicial en su
Duet (1957), donde permanecía inmóvil junto a un pianista que
no tocaba el piano. La danza posmoderna introdujo lo corriente y lo cotidiano, los cuerpos ordinarios frente a los estilizados de los bailarines clásicos, con una mezcolanza de estilos e influencias, desde las orientales hasta las folklóricas, incorporando incluso movimientos de
aerobic y
kickboxing. Otros coreógrafos posmodernos fueron
Glen Tetley,
Alvin Ailey y
Twyla Tharp. En las últimas décadas del siglo destacaron coreógrafos como
William Forsythe y
Mark Morris, así como la escuela
holandesa, representada por
Jiří Kyliány
Hans van Manen, y donde también se formó el español
Nacho Duato. A nivel de bailes populares, en el siglo XX ha existido una gran diversidad de estilos, entre los que se puede remarcar:
foxtrot,
charlestón,
claqué,
chachachá,
tango,
bolero,
pasodoble,
rumba,
samba,
conga,
merengue,
salsa,
twist,
rock and roll,
moonwalk,
hustle,
breakdance, etc.
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