¿que artista fue el que mas influencio de manera positiva nuestra sociedad durante el S XX.?
sábado, 19 de febrero de 2011
Sin darte cuenta
Emiliano Muñoz y el Zurdo Bessio
Definan esas caras...
(...)
¿Son músicos de escuela?
E. M ¡Somos músicos de alma!
Z. B. De pura alma, de puro sentir. En mi
caso, vengo saliendo desde que soy un
gurí, tenía trece años cuando salí por
primera vez en carnaval y a esa altura ni
cantaba, siempre salí tocando el bombo.
Salía con mi papá, que fue murguero
toda la vida, así entré en el mundo de la percusión y de cantar. Así te das cuenta
de que el género murga te permite
arrancar para otros géneros, los más
diversos. Pero en el momento de arrancar
vos no te das cuenta de que en un
momento podés llegar, por ejemplo, a lo
que hemos llegado nosotros hoy.
E. M.: Lo mío es parecido. A los dieciocho
años empecé a salir en la murga y hasta
el día de hoy lo hago. Toco la guitarra de
atrevido, lo suficiente como para acompañar
a la gente que sabe tocar. Lo mío
es muy pasional.
Z. B.: No estudié para aprender a tocar la
batería de murga. Esto es una tradición,
ibas agarrando cosas que se te iban
metiendo porque la propia murga te
las mostraba, así ibas aprendiendo eso
y largándolo. Con el canto sucede algo parecido, porque siempre estuve rodeado
de cantores, así me agarré esa maña
preciosa.
E. M.: Obviamente que si hacés algo
bien es porque ya naciste con algo,
pero lo podés perfeccionar con trabajo.
Me acuerdo que cuando iba a la escuela,
la maestra me decía: “Vos tenés que
cantar”. Lógicamente que si después no
trabajás eso que tenés, todas tus potencialidades
se quedan en nada. Sucede lomismo que con un jugador de fútbol.
Z. B.: Es como cuando ves un gurí peloteando
en la calle y decís: “Este guacho tiene futuro”. Pero ese guacho puede
desarrollar su habilidad o quedar en
nada. Todo depende de si se pone las
pilas o no.
E. M.: En la vida todo parte del trabajo
y de aprender en él. Me acuerdo que
cuando entré en la murga me tocó al
lado del Petiso Arismendi y yo me decía:
“¡No puedo cantar nada!”, pero con el
tiempo fui aprendiendo...
Z. B.: Lo lindo de esto es que siempre estás
aprendiendo. Si algún día te encontrás
con que aprendiste todo, ¡se terminó
la historia! Lo cual me parece válido
para todo en la vida.
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